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Últimamente oímos hablar de un gran hospital de Emergencias llamado Enfermera Isabel Zendal. Pero sabemos quién fue esa Isabel.

               El 30 de noviembre de 1803 sale del puerto de La Coruña una corbeta, la “María Pita”, que, tras una escala en las islas Canarias, toma rumbo al Caribe arribando en Puerto Rico. Culmina así la preparación de la Real Expedición Filantrópica de la Viruela. La primera expedición de este tipo en la Historia. ¿Y quiénes fueron los protagonistas de esta gran hazaña? Cirujanos, una mujer y 21 niños expósitos.

               La única mujer que formaba parte de los embarcados en La Coruña es el objeto de este artículo. ¿Y qué hacía en el “María Pita” para disgusto del capitán pues llevar mujeres a bordo trae mala suerte? La actualmente conocida como Isabel Zendal, pues encontrar su nombre y sus orígenes ha sido causa de muchas investigaciones por parte de diferentes historiadores, fue la rectora del Hospicio de la Caridad de La Coruña y por ello, la persona más indicada para acompañar a los niños que harían de “portadores” de la vacuna contra la viruela.

Esta enfermedad era causa de grandísima mortalidad entre los naturales del continente americano y, por ello, el rey Carlos IV consideró de gran interés el descubrimiento realizado por un médico rural inglés, Edward Jenner. Éste comprobó que los ganaderos infectados por vacas contagiadas de vacuna, la viruela de las vacas, eran inmunes a la viruela humana. Traspasando el líquido de desprendían las pústulas de las vacas a sus paisanos, éstos quedaban protegidos de la enfermedad (de ahí el nombre empleado después para cualquier preventivo de una enfermedad, vacuna).

               Sólo seis años después se plantea en España cómo mantener la cadena de contagios controlados pues no se sabía de otra forma de trasladar la “vacuna” que de una persona a otra. Es cuando el cirujano real Francisco Xavier Balmis propone al rey emplear como portadores a niños de hospicio a los que se inoculaba la enfermedad de forma controlada para así llevarla a América. 21 niños calculó Balmis que eran los necesarios teniendo en cuenta la duración de la travesía y los tiempos de incubación de la viruela.

               La expedición fue todo un éxito y no sólo porque se vacunaron a millares de personas sino porque a la vez que se realizaba esta campaña se fueron estableciendo Juntas de Vacunación allá donde se vacunaba y dando formación a nuevos encargados de seguir con las distintas campañas de cada emplazamiento. Casi diez años duró esta Expedición y también cruzó a Filipinas en ese tiempo. Y toda la campaña se realizó de forma altruista a expensas de las arcas de la Corona. El propio E. Jenner dijo “no imagino que los anales de la Historia nos proporcionen un ejemplo de filantropía tan noble y extenso como éste”.

               Durante todo ese tiempo la persona que veló por el bienestar de los niños fue doña Isabel. Por su dedicación permanente a la buena marcha de la expedición se ganó el reconocimiento del director de ésta, Balmis, y de todos los demás responsables de la misma.

En 1950 la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce a Isabel Zendal Gómez como la primera enfermera de la historia en misión internacional.

Desde 1974 el gobierno de México concede el Premio Nacional de Enfermería Cendala Gómez en su honor.

Por fin, en España, un gran hospital llevará su nombre para recordar que la primera misión humanitaria internacional estuvo en manos españolas.