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Actualmente, nuestros niños se encuentran inmersos en una sociedad digital muy distinta a la que se vivía hace veinte años.

El acceso a las nuevas tecnologías ha cambiado, cada vez queremos pasar más horas delante las pantallas porque nos ofrece imágenes muy atractivas y divertidas, pero usar estos dispositivos sin filtros puede afectar negativamente en el desarrollo, la creatividad y la salud.

Por otro lado, las pantallas también influyen en la adquisición de su vocabulario y desarrollo del lenguaje. Como afirma la investigadora Domingues-Montanari en su artículo de revisión (2016), numerosos estudios nos indican que hasta dos tercios de los niños pasan más tiempo delante de pantallas de lo recomendable.

Los bebés necesitan explorar el entorno para desarrollar habilidades cognitivas, sensoriales y lingüísticas (fomentar excursiones, salidas al aire libre o simplemente ir al parque).

Según la Psicóloga Rodriguez Sas, algunas de las consecuencias del mal uso de las pantallas son:

  • Las pantallas disminuyen la conversación y lectura dificultando la comprensión de textos. Es bueno que nos dirijamos a nuestros niños aunque no hablen y sustituyamos las pantallas por un cuento en el que interactuemos con él. 
  • El exceso de estimulación que recibe a través de la pantalla provoca un aumento de nerviosismo, hiperactividad, problemas de sueño  y despertares nocturnos. Además, sería conveniente no crear rutinas en la adquisición de hábitos. Por ejemplo: comer con dibujos o dormir viendo la tele, ya que sino relacionan la acción de comer o dormir con las pantallas. Limitar los tiempos del uso de dispositivos y utilizarlo como elemento interactivo con el niño en vez de que el niño sea el espectador del mismo.
  • El uso no supervisado puede derivar a problemas graves en el futuro, ya que no somos conscientes de lo que ven. Para evitarlo, sería recomendable que las pantallas estén situadas en las zonas comunes del hogar.

En definitiva, la mejor manera de ayudar a nuestros hijos es predicando con nuestro ejemplo. Es decir, generando un buen ambiente de convivialidad, anteponiendo lo que verdaderamente es importante en nuestra vida: la familia.